domingo, 22 de abril de 2012

Literatura Aborigen

La literatura colombiana, como manifestación de cultura, es mestiza, tropical y diversa. La lucha constante de los legados español, indígena y negro, y la lucha misma en contra de manifestaciones exteriores, producen en Colombia la constante búsqueda por una voz nacional.
Literatura Indígena
La voz indígena, pobladora original de lo que hoy es Colombia, es paradójicamente la que menos sobrevive. La violencia de los conquistadores y sus esfuerzos por imponer sus costumbres causaron la pérdida de textos legendarios. Algunos de los textos sobrevivientes:
Leyenda de Yurupary. Narración de origen amazónico, escrita por el indio José Roberto y traducida al italiano por el conde Ermanno Stradelli. Yurupary es un héroe mítico, conocido en Brasil y Colombia.
http://es.wikipedia.org/wiki/Literatura_…

Por no poseer nuestros indígenas un sistema de escritura concretamente establecido que haya conservado con fijeza sus expresiones poéticas o literarias, cabe preguntarse de qué manera o en qué sentido nos podemos referir a la literatura indígena colombiana. Es claro que ni la existencia de una literatura ni la ausencia de ésta suponen la negación de una creación verbal o imaginativa.
Como en otras grandes civilizaciones de la antigüedad, la literatura colombiana fue originalmente oral. Con el fin de apreciarla, debemos recurrir a textos tradicionales que fueron fijados cuando se estableció la costumbre europea de poner por escrito, las narraciones orales.
Descartando por tanto, la pretendida necesidad de encontrar documentos escritos para poder hablar de literatura indígena colombiana, la tradición oral se nos presenta como la principal fuente que puede ser utilizada para la construcción del pasado, en especial de la palabra viva.
Las culturas sin escritura tienen una memoria sólidamente desarrollada y transmiten sus tradiciones en una forma oral fuertemente encadenada por fórmulas, donde se plasma la necesidad de crear un espacio a la fantasía e imaginación del narrador, a su deseo de ofrecer un testimonio, de satisfacer el deseo de sensación de toda la colectividad y de acrecentar el placer que él mismo siente en su relato, persiguiendo un objetivo estético, ético y didáctico.

La palabra surge alternativamente con una idea del mundo, donde sólo es posible expresarla colectivamente en el rito, en el mito, en el baile, en la fiesta y el drama; ella actúa protegiendo y estabilizando a toda una colectividad y al individuo.
El relato mítico, el poema, el drama, no son creados como textos literarios en sí; la palabra viva, cumple una función fundamental y creadora, poderosa y espontánea. Emerge ante todo, y llena de poesía, frente a una serie de ámbitos como la vivencia trágica y dinámica, contradictoria y radical de la realidad, la fusión de la musicalidad y el ritmo de la naturaleza con la palabra, las relaciones del individuo con el grupo y de éste con su realidad material, en suma, por la fantasía y emoción que encierra su discurso y que convive con su realidad social, la cual maneja ampliamente su conocimiento, su pensamiento y su práctica social.

La palabra viva se mantiene como condición regeneradora, a través de la tradición oral. Hasta el presente, el relato mítico ha tenido un tratamiento científico y antropológico, en su funcionalidad mitológica. Los mitos indígenas no han sido suficientemente estudiados en su funcionalidad literaria; es decir, teniendo en cuenta los elementos literarios que subyacen en ellos: presencia de un narrador, metáforas, relatos incluidos dentro de la narración.
Existen muchos ejemplos de formalización literaria del relato mítico. Cada uno se caracteriza por el predominio de puntos de vista, estilos e imágenes que expresan modos de ver la realidad característicos del hombre indígena.
En el ámbito latinoamericano, encontramos "Hombres de Maíz" de Miguel Angel Asturias, profundo conocedor de la mitología Maya-Quiché. En la obra, el mito se nos entrega como un ser vivo que cambia y sufre mutaciones de acuerdo con las nuevas condiciones históricas. El maíz como símbolo, representa al hombre que según el Popol-Vuh dio origen a los primeros hombres.
Relatos Míticos de Colombia Aborígen
En Colombia, hay relatos míticos que en la actualidad, todavía son narrados por la tradición oral. Veamos algunos ejemplos de aquellos que tienen una mayor unidad narrativa, tratando de abarcar en lo posible, el mayor número de comunidades indígenas.
Relatos de los indígenas kogui: "La creación" y "Sintana"; relatos de los indígenas Chimila: "La mala mujer", "El hombre que soñó con un caimán"; relatos de los indígenas Sibundoy o kamsá: "Cuento sobre el hombre que hizo la cocha de Sibundoy", "La leyenda del señor tigre"; relatos de los indígenas kunas: "Por qué la luna tiene la cara manchada", "El tigre y el fuego"; relatos de los indígenas Guahibo: "Ibarrua (el caimán)", "El pescado"; relatos de los indígenas Guayabero: "Lamman", "Mitología guayabero", "Kuwoi"; relatos de los indígenas Barasana: "Historia de la luna", "Tigre y yague"; relato de los indígenas Desana: "mito de la creación"; relatos de los indígenas Murui-muinane: "Historia de la creación", "Historia de Llaroca Amena", "Historia de Jirallahuma", "Historia del chontaduro"; relatos de los indígenas Emberá: "Jeropotowarra", "Jinupoto"; relatos de los indígenas Chamí: "Jinapotabar", "Borocande" (la casa de la cabeza arrancada), "Karabi".

Junto a los anteriores relatos, existen otros tales como: "Los tres hermanos" de los Guajiros; "El Trueno" de los Paeces; "El Diluvio" de los indios Chocós; "Sobre la creación del mundo" de los Catíos de Antioquia y Chocó; "El trueno Dios" de los Pijaos de Tierradentro; "Pirrarro" de los Puinabes del Inírida; "Chiminigagua: creación del mundo" de los Chibchas. Y el mito de Yurupary.

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